EL TEMPLO DE DIOS

Jesús vino al mundo para la salvación de todos los seres.
Su sacrificio en la cruz fue su regalo eterno para todas las almas.
La victoria sobre la muerte fue su revelación de la supremacía de Dios sobre este mundo de ilusión.
El sacrifico de su cuerpo para que toda alma tuviera la oportunidad de redimir sus pecados y liberarse de las garras del mal.
Su derramada sangre fue un vínculo de unión entre lo divino y lo humano para todo aquel que abra su corazón hacia Dios pueda recibir a su hijo para siempre.
Su muerte en la cruz es un momento que quedó grabado en la eternidad, el cual selló para siempre el poder absoluto de satán sobre las almas perdidas y alejadas de Dios.

En esta época donde se recuerda su nacimiento, por medio del cual el espíritu divino encarnó como hombre, es importante recordar que el regalo más grande que podemos dar como seres creados por Dios en su memoria es la celebración de su nacimiento en nuestros corazones, porque ese nacer es el único que nos salva y glorifica.

Aprovecha este momento y recibe de Dios el regalo más grande que Él te puede otorgar en esta navidad, y es recibir a Jesús en tu corazón ahora y para siempre…

Si así lo deseas, repite la siguiente oración:
«Amado Dios, Tú enviaste a Tu Hijo Amado para la salvación de todos los seres, liberándolos así de las garras de satán. Ahora desnudo ante ti despliego mi corazón para Recibir esa Salvación y pido perdón por todos mis pecados, ignorancia y transgresiones, así purificando un espacio en mi corazón para recibir a Tu Hijo el día de hoy, creando ahora un pesebre de luz en el sitio más santo en mí, donde Tú colocarás la presencia de Tu Hijo Amado al cual yo acepto ahora en mi vida.
¡Gracias Dios porque sé que me has dado ese regalo! …

Tómate unos segundos y abre tu corazón, y recibirás el regalo más grande esta navidad: La Presencia de Jesús Nuestro Amado Salvador y Redentor para siempre en tu vida dándote así la posibilidad de recibir un regalo más grande: LA VIDA ETERNA AL LADO DE DIOS.